Filosofía del Plantel
El PEI de la Institución Educativa Departamental Nuestra Señora del Carmen, de Guamal – Magdalena; se rige en su filosofía por la intencionalidad de la Constitución Política de 1991 y la ley 115 de 1994 o Ley General de la Educación.
El PEI Institucional resalta la educación orientada hacia el estudiante, especialmente a su formación integral, para cimentar valores que velen por su desarrollo como individuo, como ser social y como futuro ciudadano. Luego es una educación basada en la confianza, la libertad y la tolerancia y como proceso permanente, fundamentada en una concepción integral de la persona, un ser respetuoso de sus derechos y exigente en el cumplimiento de sus deberes.
Un PEI enmarcado desde una perspectiva de un modelo pedagógico social con enfoque socio – crítico que posibilite espacios de autorreflexión permanente, donde el entorno se nutra de la IED Nuestra Señora del Carmen, y ésta lo haga desde el entorno en una permanente dialéctica y donde lo humano considere la dignidad como criterio que confiere validez a principios, normas y valores y como horizonte al que han de tender las acciones institucionales y personales.
Buscaremos la formación de una persona que construya su propio proyecto de vida fundamentado en un ser, un saber y un saber hacer como ciudadano productivo, que lo haga sujeto libre, responsable y respetuoso de la libertad de los otros; pero también procuraremos formar un sujeto epistémico que asuma el conocimiento científico con rigor, para hacerlo aprehensible a los educandos y poderlos orientar hacia la reflexión
Crítica del mismo. Un profesional que asuma el trabajo como proceso que requiere conocimientos y formas teóricas que no se agotan en el dominio de un saber específico, dentro de esta perspectiva se puede entonces intencional la reflexión hacia el perfil de una persona que se pretende formar y como en toda reflexión Filosófica surgen varias preguntas a tener en cuenta para poder definir un fundamento filosófico a saber:
¿Qué tipo de sujeto productivo se quiere formar? ¿Es la educación la transmisión de un saber? ¿Influye la formación de la persona en su calidad de vida como sujeto activo?
Lamentablemente muchos años han pasado tratando de responder a estas preguntas y formulando unos antecedentes epistemológicos sin tener aún la formula y lograr la deseada concertación sobre la concepción de una educación que le permita al individuo su realización integral y una mejor calidad de vida. La acción de la persona que se forma, necesita estar vinculada con la finalidad de la educación, en correspondencia con el producto que se quiere obtener, al establecer un modelo que conlleve al perfil del sujeto deseado, es allí en donde cobra vigencia el modelo Social con enfoque Crítico de la IED nuestra Señora del Carmen, pues el egresado nuestro debe reflejar lo óptimo del ser humano en acuerdo con las necesidades de la sociedad. A la par poseer una base filosófica, amplia y bien estructurada, que le permita conformar su propia ideología. La adquisición de estos fundamentos filosóficos se fundamentará en una formación académica pertinente; Fourez (1994) difiere de los saberes espontáneos, y en consecuencia plantea que: “…resulta imposible trabajar la filosofía sin adquirir cierta técnica y un adecuado vocabulario… para discernir sobre las cuestiones humanas y la problemática social”. Es así como se observa una interacción o vínculo entre la filosofía y la educación, unidas permiten perfeccionar y mejorar la enseñanza.
A partir de esta premisa, es menester complementar la formación de nuestros estudiantes, con cuatro principios fundamentales en los cuales están inmersos los siguientes aspectos: “aprender a ser”; “aprender a aprender”; “aprender a convivir” y “aprender a educar”.
“Aprender a ser” exige la integración del pensamiento autónomo, armónico y ético en cuanto a sus características más resaltantes. El “aprender a aprender” mediante la adquisición de habilidades metacognitivas que le permitan desandar sus errores mediante la autocrítica, siendo parte de este aprendizaje la investigación desde la práctica y la reflexión. “Aprender a convivir” es parte de la tarea de todo sujeto, al interactuar con su entorno logra no sólo la integración de los elementos educativos, sino las metas escolares que se trace a efecto de lograr una mejor calidad de vida de los individuos inmersos en el hecho educativo. Finalmente, “aprender a educar”, mediante el conocimiento actualizado de las disciplinas auxiliares los enfoques educativos e interdisciplinarios pertinentes para el tratamiento integral del fenómeno de la educación.
En este orden de ideas se llega entonces a evidenciar que en los primeros siglos de la educación esta se convirtió en el medio para el cultivo del espíritu, de las buenas costumbres y la búsqueda de la “verdad”; con el tiempo las tradiciones religiosas fueron la base de la enseñanza. En la actualidad el aprendizaje significativo y la formación de un individuo reflexivo y crítico son algunos de los aspectos más relevantes que se plantea el sistema educativo. Aún con los adelantos y nuevas posibilidades de apertura, es necesario preguntarse si realmente se está educando para la vida, o existe un desfase en la pertinencia de los aprendizajes tal como lo plantea Esté A.(1995), “… el alumno egresado de la Escuela Básica, no vincula sus aprendizajes con los procesos sociales o económicos. Poca utilidad tienen esos aprendizajes para los requerimientos cotidianos de la producción económica, cultural o para la vida cotidiana y doméstica”. Cabe preguntarse, ¿Dónde comienza el problema?, ¿Por qué esta falta de cohesión?
Uno de los puntos álgidos de esta situación es la forma de transmitir el saber y cómo lograr este proceso con eficacia, parte de la exigencia en la formación de maestros, que debe incluir una experiencia real de la acción pedagógica, sustentada por la reflexión teórica, para que el docente se forme para formar con características bien definidas, capaz de ser un comunicador de los procesos educativos, facilitador de los aprendizajes, constructor de técnicas e instrumentos evaluativos del proceso educativo, orientador educacional, administrador y gestor de estos procesos y sobre todo, sensibilizador de los elementos inmersos en la educación.
La calidad de la educación siempre será un tema fuerte y polémico de larga discusión de parte de los filósofos y especialistas que han planteado diversos problemas y soluciones a la vez; al respecto frente a la deficiencia educativa Montes de Oca (1993) en el artículo titulado “Nuestro Sistema Educativo entre los más caros y malos del mundo” señala: “Nuestra enseñanza es fundamentalmente narrativa, pasiva y autocrática, opuesta al desarrollo de una verdadera mentalidad científica. En vez de contribuir, desde temprana edad, a desarrollar mentes abiertas, observadoras, inquisitivas, críticas y creativas libres…”
“Hoy en día no hay quien duda que el docente debe ser un hombre instruido, que conozca la forma especial de dirigirse a los niños para educarlos e informarlos” . La realidad es otra, nos encontramos con recursos humanos no formados para la acción educativa, inmersos en ella, es el caso de algunos profesionales de otras áreas, lo cual no favorece la calidad educativa, debido a que no poseen una preparación idónea que les facilite la labor en el aula. Sin embargo, no todo se fundamenta en la formación ideal, sino que existen individuos que a pesar de haber obtenido una capacitación profesoral no cumplen con los requisitos necesarios para su rol pedagógico.
En atención a lo planteado se formulan las siguientes interrogantes:
¿Son necesarios los fundamentos filosóficos para educar?
¿Aceptamos las diferencias individuales o comparamos?
¿Quién es bueno para formar y educar?
¿Existe unificación de criterios?
¿Hacia qué horizonte vamos?
¿Educamos o limitamos?
Todos estos interrogantes seguirán durante siglos dándole de que hablar al fundamento filosófico de la formación de maestros en cualquier sociedad como agentes
Determinantes en la formación de sujetos. Mientras sigan abiertos estos interrogantes, seguirán también los diversos pensadores dándonos sus saberes para pretender una formación integral acorde con los retos que el Siglo XXI necesita de la educación.